lunes, 30 de abril de 2007

Che Guevara: El Héroe que Nunca Fue


Septiembre-2006
Despierta aún el “Che” Guevara fogosa idolatría. Aglutinados en torno a su memoria rinden culto disímiles devotos; arcaicos y totalitarios izquierdistas, fatuos pseudo-intelectuales posestructuralistas, intransigentes tira-piedras, lenguaraces rebeldes contraculturales y jóvenes burgueses, de light y rococó ideario, -para usar el término de T. Wolfe (2001)- y camisetas estampadas con la efigie del comunistoide “revolucionario”. Estos, y diversos incautos –e ineludiblemente no menos de un pretencioso bufón-, dicen del guerrillero que es ejemplo de compromiso con la libertad y la justicia, entre tantas cosas, aunque la historia evidencie que su déspota ideario y arbitrarios métodos, fueron brutalmente hábiles y eficaces en reprimir los más fundamentales de los derechos. A casi cuarenta años de su muerte, del “Che” se predica aún su noble heroísmo, exótico mito que con fuerza subsiste aún en los sitios más insospechados; en el festival de Sundance de 2004, la película que en su honor fue hecha (Diarios de Motocicleta), fue ovacionada de pie por un sobrecogido público.

La admiración por el “Che” generada, se basa, sin embargo, en una fantasiosa construcción de su personalidad, de sus ideas y de sus actuaciones. Pero la comparación entre esta romántica visión y la realidad, es algo que sus fans no hacen. Y es que la amplia recordación de la que el “Che” goza, se debe a cuestiones de índole bastante superficial; su prematura muerte –con participación norteamericana-, le reviste de heroísmo; su combativa imagen registrada por Alberto Korda –tal vez la foto más famosa del siglo XX- se ve tan chic estampada en camisetas, afiches y mugs; su preferencia por la “revolución” y la “lucha” en lugar de la vida “burguesa” y “acomodada” y luego en lugar de los “lujos” del “poder”, le confiere un eterno aire de juvenil rebeldía; su elocuente prosa aún conmueve, embelesa y confunde. Las reales ideas, y métodos por el “Che” empleados estuvieron, no obstante, permeados por la violencia, y el irrespeto a la dignidad y los derechos humanos, entre otros infames atropellos. Muestras de todo ello sobran.

Como comandante guerrillero y como jefe de la prisión de La Cabaña en 1959, a cargo de la llamada “Comisión Depuradora” -tenebroso pero acertado nombre-, ordenó, tras kafkianos juicios, cientos de sumarísimas ejecuciones. Culpables, inocentes y simples desafortunados murieron bajo su yugo, directa o indirectamente, no solo en Cuba, sino también en Panamá, República Dominicana y el Congo. En el país africano, juntó fuerzas con Laurent Kabila y Pierre Mulele; bástenos saber que Mulele es recordado por asesinar a quienes llevaran corbata o supieran leer en su régimen del terror en Stanleyville. Nunca fue tan cierto aquel refrán que comienza, “dime con quien andas….” Con la muerte del “Che” en Bolivia, concluiría su macabra idea de “crear dos, tres, muchos Vietnam”, aunque los colombianos sigamos padeciendo a los discípulos de Guevara, en eso de preferir la lucha armada a la democracia deliberativa.

Estableció Guevara, en Guanahacabibes, el primero de los campos de trabajo forzado de Cuba, precursor de aquellos a donde han ido a parar (y a morir) disidentes políticos, homosexuales, enfermos de sida y religiosos, sin debido proceso ni garantías legales mínimas, sin ser culpables de crimen alguno, acusados apenas de contrariar aquel amorfo y tiránico concepto de la “ética revolucionaria”, (dura realidad captada en el famoso documental Mauvaise Conduite o Improper Conduct de 1984). Molesto tal vez por la nimiedad de su rol en Bahía Cochinos, donde salió pronto de combate tras dispararse con su propia arma, acordó Guevara en 1962, la colocación de los misiles nucleares soviéticos en Cuba. Orgullosamente diría después que, de haber estado éstos en poder cubano, los habría usado sin dilación. Fue creador nuestro “revolucionario” del servicio de espionaje G-2, y del de adoctrinamiento G-6, allí empleando toda la experiencia que en represión y torturas había adquirido la Cheka rusa, organismo que a él sirvió de musa.

Encargado de la economía cubana, el “Che” supervisó el derrumbe de la producción de azúcar, la introducción del racionamiento y el fracaso de la industrialización, (para 1963, Cuba se resignaría a no industrializar, viviendo de los subsidios soviéticos y las exportaciones de insumos primarios a países socialistas). Como lo documenta A.Vargas (2005), para 1997, los cubanos recibían 5 libras de arroz y una libra de fríjoles al mes, 4 onzas de carne dos veces al año, 4 onzas de soya a la semana y 4 cuatro huevos al mes. El estalinismo en su máxima expresión. ¡Viva la Revolución!

La acuciante realidad, de nuestros países y de sus gentes, reclama principios democráticos, donde prime el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la legalidad, y donde se condenen los totalitarismos. Buscamos gobiernos transparentes, que con ahínco busquen el bienestar de sus ciudadanos. Debemos aspirar a que las oportunidades se hagan extensivas a todos por igual, a tener sistemas judiciales independientes y garantes de la legalidad y el debido proceso, y a la plural participación política, condenando así la desviación armada y permitiendo solo al Estado democrático el uso de las armas para garantizar la seguridad. Incumbe evitar el populismo y la demagogia y fomentar economías abiertas y productivas como manera de alcanzar la igualdad y la justicia social. Atrás deben quedar las ideas, métodos y los falsos íconos, que como Guevara, entorpecieron y entorpecen nuestras aspiraciones.

1 comentario:

Sir_Gawain dijo...

Cómo está?

No tiene idea como me alegra encontrarlo por este medio. En efecto, leí su artículo en "Talante" la vez que fue distribuido en la Javeriana y con gusto lo volví a leer acá. La verdad es que ni usted me conoce ni yo lo conozco, de todas formas es claro que el pensamiento es el mismo. Muchas gracias por su ofrecimiento, me parece espectacular la idea de poder escribir en "Talante", por el momento, con mi permiso lo agrego a mi lista de links en mi blog.

Gran saludo